PARA SAXO Y VIOLIN
Era una tarde alborotada
De chicharras
Y amarillentas espigas
De sudorosos pinos
Expirando aromas
De pegajosa resina,
Aún suspiraba mi aliento
El sabor de tus labios,
Aún palpitaba en mis arterias
El trémulo latido
Del deseo escondido
Que no se fue con las estrellas.
En tu piel perfumada
De almendros y hierba
Aún estaba tensas las cuerdas
De la orquesta de violines
Que entonan la sinfonía
Del canto de la
Primavera ,
En mis manos aún gemían
Los acordes tristes
Con que melancólico
Llora el saxo,
Que deja en mi rostro
El pardo surco del Otoño.
Era una tarde de verano
Agobiada de soles
Cuando nos encontramos,
Ajusté en mi corazón
El tiempo y su marcapasos,
Y mientras nos amábamos
Dejamos que sonaran
Al unísono
Tus violines
Y mi saxo.
(José M. Huete García. Abril 2013)
Ay como son pesadas las chicharras.Cuando vivi en Casteldefells no se podía hacer la siesta, es que no se callaban. Eran miles cantando. No daba para oír los violines ni el saxo jajaja.
ResponderEliminarMe encantó este poema.
Besitos.
Flor
jajajaja. Yo psaba los veranos en una zona de pinos y estsba lleno tambien.
EliminarPrecioso poema el saxo y el violín entonando una melodía al amor, tus letras llenas de ternura y amor. Bellísimo querido poeta, un beso.
ResponderEliminarGracias Loly, cielo. Un beso amiga
EliminarUn baile poético de metáforas enamoradas...
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