MEMORIA DE LO INTRANSCENDENTE
Nunca supe donde estaban colocadas
las comas, los punto
y seguido,
o los puntos y aparte,
en aquella historia del niño asustado
que escuchaba pasar junto a su cuna
elefantes irritados.
Ni siquiera, si era él
quien aún no conocía el miedo,
cuando bajo el cielo lleno de soles,
orinaba gozoso en el río,
despertando, en su osadía,
de su letargo a los cocodrilos dormidos.
No supe si fue aquel
niño que nunca creció,
quien me contaba estos azares
en los versos continuos de un poema,
o fue aquel hombre barbado y arisco
quien me narraba un libro por capítulos,
mientras escupía sus azares al Danubio.
Es la memoria, que en los pliegues
del tiempo se esconde, tan cobarde,
que va dejando pasar la pequeñez
de lo importante como intranscendente,
que hace imposible saber
cuando nacen y mueren los sueños.
(José M. Huete García. Octubre 2013)
D.A.R.
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