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jueves, 1 de mayo de 2014

LUJURIOSO CAMINO A LA TERNURA

Era tan evidente
que el sol quería quedarse
Que la noche se marchaba rauda
por los bodes de tu espalda
Que un lamento de saxo
entonaba el inicio
de una sinfonía sacra
Que un tiempo hasta entonces lejano
en tu piel se encarnaba

Ya no hubo luciérnagas
que iluminaran las sombras
que la nostalgia me dejaba
Ni mis ojos eran girasoles moribundos
implorando tu mirada
entre las grietas de mi alma
Ni mis manos apesadumbradas
recogían pétalos de tu aroma
en la desnuda melancolía
de mi almohada

Era tan evidente
Que para amarte sin subterfugios
el mar había d estar en calma
Que mi corazón debía ser paciente
ante los caprichos
de tu piel exigente
Que debería arrullarte como las olas
arrullan a la sirena ingrata
cuando airada reclama
que el salitre oculta
su dorado esplendor de diosa pagana

Te pedí con la entereza
con que hablan los árboles
ya tatuados con el nombre
de los siglos de la lluvia y el viento
Que traspasáramos juntos
El umbral que en tu espalda
aúna el grito salvaje de la lujuria
y el sosegado eco
de la silente eternidad  de ternura.

(José M. Huete García. Abril 2014)

D.A.R.

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