INVADIDO
Una rendija
para que quepas
por donde
se altera
la quietud del aire
Una grieta
en la vaguedad de amar
que me invade
Es una navaja
repujada en plata
Que secciona
la yugular
de mi sangre asustada
El empuje
torrencial de la lluvia
que las hojas secas
se lleva
Rindo mi coraza
de otoños maltrechos
La fortaleza
que acoge
el desovar soledades
de la serpiente
Con el veneno
apretado entre los dientes
No es desvarío
de la mente
Es la cordura
que obliga a olvidar
Que aun quedan
huecos vacíos
bajo los cipreses
Tu eres la locura
que desamortaja las horas
que la incuria
abandonó a las olas
(José M. Huete García. Julio 2014)
D.A.R.
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