Ninguna de mis lágrimas
sirve para que brote
un torrente que vaya
desde la fuente seca
de mis ojos
hasta mi boca
Cuando por las noches
mordiendo arena
amanecer te llama mi alma
No hay gota de mi sangre
que tan rebelde
se subleve en mis venas
E impida
que mi hematocrito
sea el de las piedras
Mujer que me miras
sin celosía
ni cortinajes
que te confundan
con un sueño irrealizable
Debería de correr
sin espera ni permiso
a desnudar esa piel
que de misterio te cubre
Ni olvidar que tantas veces
la pasión se adorna
de banalidades
Que el deseo es un navío
Ingobernable
Que el único altar
para adorarte
Es el que con el sudor
de la refriega
el pebetero del deseo
enciende permanente
y las sabanas humedece
con deliro y semen
(José M. Huete García. Agosto 2014)
D.A.R.
No hay comentarios:
Publicar un comentario