TE INQUIETAS
Es tan sutil la queja
en tu mirada
Cuando tus ojos
hacia mi se vuelven
como súplica de llama
que se apaga
Es tan tenue
el color del reproche
Que en tus labios
es solo el susurro
de una exigente
elegancia
Es posible
que pienses
que ya mis palabras
no tienen la calidez
de guitarra enamoradas
Mas
¿Qué puedo hacer
mi amor
si el tiempo claudica
y no acude solícito
a mi llamada?
Si no consigo
que pare un minuto
en que podamos ajustar
nuestros relojes
a la misma hora
de inicio
o de llegada
¿Cuál han de ser
la tibia temperatura
de mis palabras
Para que la certeza
de mi sentimiento
calme esa inquietud
que te asalta?
(José M. Huete García. Diciembre 2014)
D.A.R
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