FUE AQUEL DIA
Fue aquel día
en que me ofreciste
morder el fruto prohibido
de tu piel
madura de inocencia
Exigente
de la pasión
y sus primicias
Cambié mis pasos
de ángel insobornable
a reptar atribulado
por oscuros pasadizos
de silencio
penitencia y perdón
No hubo sinfonía
en las nuevas palabras
que huecas
palidecían el aire
Que con ausencias
del alma
en dos nos separó
Y le llamamos pasión
a este negarnos
el paraíso
por abdicación
Ese eco unísono
del perfecto amor
ausente de dolor
(José M. Huete García. Mayo 2015)
D.A.R.
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