A TI, QUE CON EL MAR VINISTE
Tu encendiste
en mi la luz de la palabra,
la que guardaba entre oscuras soledades,
la que solo para ti impoluta reservaba,
con la fe del que busca en la gramática
la que guardaba entre oscuras soledades,
la que solo para ti impoluta reservaba,
con la fe del que busca en la gramática
la ecuación
mística de lo eterno.
Y ahora, cuando
te vas con el mar.
al que tu, a amar me enseñaste,
porque tu sabor es el de la sal,
y tu voz el tenue romper de las olas,
al que tu, a amar me enseñaste,
porque tu sabor es el de la sal,
y tu voz el tenue romper de las olas,
Busco una oración
que me traiga la calma.
Mis versos
pierden el recogimiento
que el corazón
dicta, y talla la mano,
solo son el
lugar donde se hunden los restos,
porque llega ese tiempo en que el adiós,
es solo un hueco profundo y negro,
donde ni siquiera el recuerdo merece
anotarse en un socorrido epitafio.
porque llega ese tiempo en que el adiós,
es solo un hueco profundo y negro,
donde ni siquiera el recuerdo merece
anotarse en un socorrido epitafio.
(José M. Huete
García. Noviembre 2011)
D.A.R.
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