DESCONSUELO
Nunca encontramos
el lugar
ni el modo
adecuado
de jurarnos amor
eterno
de mirarnos a los
ojos
para averiguar el
inicio y el final
de nuestros sueños
No unimos nuestras
manos
en aquel instante
místico
de sentir como
Prometeo
la pesada roca de
la melancolía
que al corazón
redime
y a la razón hace
desierto
Siempre nos quedó
vacía
la última
cuadrícula del crucigrama
en que la palabra
se moldea
para deslindar
el mapa exacto de
lo eterno
Y aún así
ahora que ya
sabemos
del dolor sin remedio
y de la inevitable
aspereza
del desconsuelo...
¡Como nos echamos
de menos!
(José M. Huete
García. Abril 2015)
D.A.R.
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