FIEBRE DE LEJANÍA
Tu estas allí, tan lejana,
acurrucada sobre tu tristeza,
doblegada por esa enfermedad
que mide su temperatura
en la distancia que se agranda
en escalones de mares.
Y yo aquí, tan solo,
intentando gastar las cuentas
del rosario del tiempo,
para que la espera
no se haga gangrena
que paralice la sangre de mis venas.
Ha de tener el océano
un desagüe,
para que su inmensidad
no se convierta en oleaje
que nos inunde
de miedo e incerteza.
(José M. Huete García. Octubre 2013)
D.A.R.
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