DESTIEMPO
Porque no hay otoños para que florezca el nardo
con todo el espelndor de su belleza,
porque en el destiempo no es libre la tierra
para parir maternidadades de hojas tiernas.
¡Como reverenciar a los dioses, que implacbles,
apuntalan el destino en parámetros.
donde toda locura es solo destino!
Porque solo el azar quiebra los cauces del tiempo,
culpable es el río que desborda su camino,
morirá de sequedad en la abierta puerta del desierto,
un viento sin nombre borrara sus huellas hasta ser olvido.
¡Qué fuerza han de tener las lágrimas que carga mi espalda.
para osar volar con alas prestadas,
por ese estrecho sendero de la pasión que no acepta temino medio,
y elige derramarse hasta la mIsma puerta del infierno!
(José M. Huete García. Octubre 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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jueves, 4 de octubre de 2012
miércoles, 3 de octubre de 2012
INQUIETANTE
Te pienso, desnuda,
como la amapola que se entrega
a todos los vientos,
mientras añora la lluvia
los irisados rojos de tu boca
palpitante de soles,
embravecidos de mares.
Te pienso, inquietante
el deseo, indeleble trazo en tu mirada,
como el de la zorra
antes de atemorizar
la quietud en los corrales,
y dibujarme en la memoria de tu hambre.
Te pienso, caminante
de la incontinencia de tu vientre,
tus dedos como zahorí,
buscando en los surcos, las huellas
de mi simiente, la que sembraron
los extasis,
en que grité, la agonía de tu nombre.
Te pienso, incitante,
desafiantes tus caderas, alzadas,
arrancandole gemidos al aire,
arrebatandole a las nubes humedades,
relámpago que quebranta
la blannquecina quietud de mi sienes,
antes que el deseo se apacigüe,
en el calmado guiño del arco iris.
(José Manuel Huete García, Octubre 2012)
Te pienso, desnuda,
como la amapola que se entrega
a todos los vientos,
mientras añora la lluvia
los irisados rojos de tu boca
palpitante de soles,
embravecidos de mares.
Te pienso, inquietante
el deseo, indeleble trazo en tu mirada,
como el de la zorra
antes de atemorizar
la quietud en los corrales,
y dibujarme en la memoria de tu hambre.
Te pienso, caminante
de la incontinencia de tu vientre,
tus dedos como zahorí,
buscando en los surcos, las huellas
de mi simiente, la que sembraron
los extasis,
en que grité, la agonía de tu nombre.
Te pienso, incitante,
desafiantes tus caderas, alzadas,
arrancandole gemidos al aire,
arrebatandole a las nubes humedades,
relámpago que quebranta
la blannquecina quietud de mi sienes,
antes que el deseo se apacigüe,
en el calmado guiño del arco iris.
(José Manuel Huete García, Octubre 2012)
lunes, 1 de octubre de 2012
LUCES Y SOMBRAS
Amor,
cuand llega la noche y el corazón palpita a ciegas,
tu recuerdo es un agitado fluir en mis venas,
tu ausencia mide el peso, en lagrimas, de mi llanto,
el mar es el infinito destino de mis salitres tristezas.
¡Y no hay playas blancas, donde en espuma mueran
las fervientes olas que inquietan, traicioneras,
el pausado transcurrir de mi eterna espera!
Caminan las horas cargadas del peso de las sombras,
danzarinas epifanías del latir enfebrecido,
de la piel enclaustrada en las humana formas,
del deseo insaciable que toda muralla desborda.
Y el sentimiento olvida que fué solo gota de lluvia
que pacifica en los surcos el ardor de la siembra,
que engalana de color de la primevera el pardo sudor
del atávico parto de la misma riaz de la tierra.
¡No hay atajo sabido, ni aceptada componenda
para hacer que esa bruma de la horas malditas,
en los bodes del alma no se haga herida!
Siento el regreso del fuego a las palabras,
en el pensamiento la memoria se hace hoguera,
y un viento con la mirada plena de fiereza,
escribe enel cielo la vedad de las hojas secas.
¡Qué pírrica es la victoria de las luces,
como se inclina la llama sobre si misma,
cuando en lal oscuridad, la soledad se hace brisa,
y el miedo. al borde del vacio se acurruca!
Y al alba, cuando vengas cuajada de sonrisas,
y el ibisco llore rocio para anunciar tu llegada,
yo te entregaré un corazón sin color en la sangre,
abatido su latido, de tus labios suplicante.
(José M. Huete García, Octubre 2012)
Amor,
cuand llega la noche y el corazón palpita a ciegas,
tu recuerdo es un agitado fluir en mis venas,
tu ausencia mide el peso, en lagrimas, de mi llanto,
el mar es el infinito destino de mis salitres tristezas.
¡Y no hay playas blancas, donde en espuma mueran
las fervientes olas que inquietan, traicioneras,
el pausado transcurrir de mi eterna espera!
Caminan las horas cargadas del peso de las sombras,
danzarinas epifanías del latir enfebrecido,
de la piel enclaustrada en las humana formas,
del deseo insaciable que toda muralla desborda.
Y el sentimiento olvida que fué solo gota de lluvia
que pacifica en los surcos el ardor de la siembra,
que engalana de color de la primevera el pardo sudor
del atávico parto de la misma riaz de la tierra.
¡No hay atajo sabido, ni aceptada componenda
para hacer que esa bruma de la horas malditas,
en los bodes del alma no se haga herida!
Siento el regreso del fuego a las palabras,
en el pensamiento la memoria se hace hoguera,
y un viento con la mirada plena de fiereza,
escribe enel cielo la vedad de las hojas secas.
¡Qué pírrica es la victoria de las luces,
como se inclina la llama sobre si misma,
cuando en lal oscuridad, la soledad se hace brisa,
y el miedo. al borde del vacio se acurruca!
Y al alba, cuando vengas cuajada de sonrisas,
y el ibisco llore rocio para anunciar tu llegada,
yo te entregaré un corazón sin color en la sangre,
abatido su latido, de tus labios suplicante.
(José M. Huete García, Octubre 2012)
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