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sábado, 17 de noviembre de 2012

POLVO DE LUNA TRISTE
(De mi libro Passion-Ata. Nueva versión)

Amor,
Déjame que te hable de la tristeza de mis horas grises,
Del bien amalgamado aroma de soledad y melancolía
Que como viento helado por toda rendija del alma me penetra,
Cuando el alba no tiene mas encanto
Que ser el libro donde queda registrado el peso de mis párpados
Bien cargados de la salina espuma con que el mar, callado se muere,
Con que el día se consuma sin que en el aire vuelen cometas,
Con que el atardecer es solo el refugio de los instantes mas tristes.

Déjame que te hable de mis pasos perdidos en esa avenida interminable
Donde se levantan monumentos de mármol bien labrado
A los que hablaban las indescifrables peroratas de lo incuestionable.
Alos que predicaban la pagana teoría de que la pasión es una sonrisa bien acabada,
A los que nada sabían de las espinas porque nunca encontraron en tu boca
Un ramo de dolientes de marchitas rosas rojas.

¡A los que nunca quisieron ser suicidas,
A los que nunca arrebató la ira, de su mirada de desidia!

Déjame que te hable también del jardín de las plantas carnívoras
De su hambre inagotable de la pulpa de los sueños cansados
De esperas interminables,
De cómo se agolpaban las mariposas para morir en sus fauces,
Cuando agotadas de robar la inocencia de los pétalos
Se sentían culpables de toda desnudez incolora en la aridez de la tierra.

¡Y era la Luna en su vuelo decadente e inevitable
De morir cada día en los bordes najados del horizonte.
El único testigo que solapado se asomaba al onanismo
Siempre reincidente de mis horas tristes!

Amor,
Deja que mis otoños se deshojen en imprudencia,
Arrancando sin previo aviso margaritas de tus pechos,
Para que mis dedos les hagan esa pregunta impertinente,
Antes de que en ellos aborte en un éxtasis impaciente
El atemporal goce de tu vientre,
Antes que sea solo polvo de luna triste.

(José M. Huete García, Noviembre 2011)

viernes, 16 de noviembre de 2012

“IN MEMORIAM”
(De mi libro Passion-Ata)

Morirán estos versos
Que escribo con agonía en el alma,
Antes que se apague el brillo de tu mirada,
Antes que esa luz de almendra y miel
Decida morir entre los cañaverales,
Donde se remansan tus lágrimas,,
Antes que mis manos ya torpes,
Olviden rebotar piedras de placer
En las aquietadas aguas de tu piel.

Antes que llegue esa hora del alba,
En que el canto del gallo ahuyenta las sombras,
Que una campana entone furtiva
Con siete lamentos de bronce,
Una oración, un epitafio,
Por tantas noches de nostalgia,
Por tanta soledad a La Luna abrazada.

Antes que la palabra
Solo sea un amasijo de letras informes
Y un pentagrama de una sinfonía monocorde,
Antes que sean apenas una trazo
De espuma derramada
En una cuartilla que llora por permanecer blanca.

Y una angustia de muerte
Deja sus latidos entre mis dedos,
Tu nombre sabe a cenizas
En mis labios amargos,
No sé si mañana,
Aún quedará licor en esa copa,
De la cual, sorbo a sorbo,
De tu aliento me emborrachaba,
O del aire solo aspiraré,
El húmedo aroma de la melancolía,
Que despide esta palmatoria
Que enciendo en tu memoria.

(José M. Huete García, Enero 2012)
UN LARGO VIAJE

No buscaré atajos,
ni plácidos senderos
a la sombra de almendros
iluminados en flor,
en este andar peregrino
que hasta ti me lleva,
aunque el camino sea largo
y la espera no tenga evasión.

Mi paso será largo y seguro,
con la huella profunda y pensativa
del que sabe que ser dueño de su destino,
es seguir caminando
imprudente sobre los abismos,
pausada la mirada sobre los ficticio,
auque sea el azar quien discierna
donde comienza y donde acaba la ilusión.

Y cuando llegue a tu lado,
Arrastrando el cansancio
Del paso agónico del tiempo,
Tatuado en la corteza de mi esqueleto,
No me pidas que sacuda el polvo
De mis pies encallecidos,
Que es lo que queda de mis sueños,
Lo que vive del tiempo ya yerto.

Serán del mar,
Los corales desteñidos,
Las olas, espumas moribundas.

Serán del viento.
Las alas sin vuelo de gorriones
El hambre de gaviotas furibundas.

De los valles,
Los jirones doloridos de mi piel
Vestida de las espinas de las rosas.

De los manantiales donde bebí,
El áspero sabor de la arena
Cuando la lluvia de sal se sazona.

Y te diré que un hombre sabio
Es el que sabe que no importa el color
De las huellas que deja,
Que ya es testigo el camino,
Y que en la desnudez
Se adivina mejor la sapiencia.

Y creerás en mi,
Y calmarás la sinceridad de mi llanto,
El dolorido destello
De mis ojos ya opacos,
Los que aún así, se atrevieron
A mirar de frente al miedo
Y vivir soñando.

(José M. Huete García. Noviembre 2012)
VERSOS IMPACIENTES

Sin ti,
Todo deja de ser en mi paradigma
Del sosiego que acunaba mi alma.
Todo se altera en irrespetuosa algarada,
Alteran su sentido las palabras,
Se hacen dubitativos los conceptos,
Una permanente aliteración de los sentidos,
Que ya no dibujan los contornos
De sentimientos bien medidos.

Se derrumban los muros
De ese castillo interior,
Donde guardé cuidadosamente
Todas mis certezas.

Sin ti,
De mis versos caminantes
Ya no encuentran poema
Que los acune en su regazo,
Son florecillas asustadas
En los bordes difusos
Del eterno camino de la duda,
Receptáculos de una lluvia
Que del cielo es escapa por la grietas,
De la pasión intranquila
Que supura en su incerteza,
Sal de lágrimas que rebosan
La sensatez de la conciencia.

Por eso te escribo,
Con uñas y dientes,
Con el corazón desgarrado,
Este poema impaciente,
Antes que la espera
Seque en mis surcos esa simiente,
Que con tanta paciencia
De sueños sembraste.

¡No permitas que se silencie
En la brisa la voz de los trigales,
Que en los ojos de los girasoles
Se apague la luz
En su ceguera inminente!

(José M. Huete García. Noviembre 2012)

jueves, 15 de noviembre de 2012

TAN MÍA
Amor, cuando me despierto
Y mi almohada ya no es tibio regazo,
No sé si has sido un sueño
Que debo guardar atesorado,
El mas vivo de mis recuerdos,
De la noche que me has regalado
Lo que quedaba de tu inocencia,
O has sido esa pesadilla
Que me coronará de espinas,
Cuando tu memoria sea como el alba
Que viste tu desnudez de hembra.
Y desnuda la soledad que me crucifica.

Amor, cuando me despierto,
Sé que todo lo que de ti he sabido.
Cuando en el brillo de tu mirada
Asomaba tu alma asilvestrada,
Cuando en el hambre de tus besos
No había aliento que te saciara.
Cuando tu vientre era mar enfurecido,
En una tempestad de gemidos,
No quedará sombra que testifique,
Que cuando llega la noche,
Y lo prohibido es solo un matiz sin sentido.
Eres tan mía,
Que hasta con mi sangre te confundes.

(Jose M. Huete García. Noviembre 2012)
NO ME PERTENECE
(De mi libro Passion-Ata. Nueva versión)

Con el reloj bien ajustado a mi muñeca
Y un metálico sabor en mi boca,
Como un autómata
Camino las aceras,
Abarrotadas de signos incomprensibles,
De un tiempo que no está conmigo,
Que a tientas adivino
Que no me pertenece.

El aire que respiro
Tiene un aroma tan neutro,
Tan falto del atributo
De hacerme ser distinto,
Que no me pertenece.

Las sombras de los árboles
Acechan mi paso,
Imperturbables en el mismo sitio,
Para borrar huelas de mis pisadas
Que no me pertenecen.

Cruzo, como suicida entre el tráfico,
Sin saber el color de los semáforos,
No siento miedo que proteja
Esta vida tan hueca, tan indemne
Que no me pertenece.


Aquella esquina,
Orilla en la que mi soledad
Se acompañaba de otras soledades,
Mientras el viejo saxo gemía
Trozos amargos de vida,
Tras el paso de los servicios de limpieza,
Es ya una esquina cualquiera
Que no me pertenece.

Alzo la mirada al cielo,
Y al dios de la lluvia imploro
Que llueva sobre mi rostro,
Todas aquellas gotas,
Que a lágrimas  me sabían,
Porque su sal era una caricia
En la herida abierta de mi conciencia…

¡Que si me pertenece!

(José M. Huete García, Diciembre 2011)

miércoles, 14 de noviembre de 2012


A TI, A LA QUE SIEMPRE AMARE

Tu encendiste en mi la luz de la palabra,
la que hablaba del sueño de lo eterno,
la que guardaba solo para ti,
aún impoluta y plena de fé,
a pesar de penar durante tantos otoños hueros.

Y ahora, cuando el mar.
al que tu me enseñaste a amar,
porque tu aroma era de sal
y tu sabor la humedad de las olas,
...
es solo el lugar donde se hunden los restos,
llega ese tiempo en que el adiós,
es solo un hueco profundo y negro,
donde ni siquiera el olvido
merecera un verso dolorido,
ni el recuerdo un piadoso recogimiento,

BORRACHERA DE PASIÓN

Esta noche te he bebido
Hasta emborracharme de ti,
Tienes aroma de vino maduro,
Sabor a tostado maíz.
En vaso largo y tragos cortos
De tu aliento me sacié,
Hasta olvidar esta mañana
Si en tu piel me dormí.

En tu vientre plenitud encontré,
La incontinencia de la dulzura
En la miel de mil flores,
En la tristeza de la amargura
Que botaba de ese pálpito absurdo
Que creía ser pecado,
Robar del surco de tu sexo
Lo que es pan bendito en tu boca.

No trae arena a mis labios
Esta mañana de resaca indolora,
Solo el recuerdo que se escancia,
En los versos de este poema,
En que mi alma
Pecar mil veces implora,
Si al amarte sin límites
El infierno he de ver.

(José M. Huete García, Octubre 2010)

martes, 13 de noviembre de 2012

TIEMPO ROBADO

Qué sonido tan hueco es eco en mi alma,
Cuando cruje la madera,
Apenas un inaudible lamento
Del adiós que entonan tus pasos,
Cuando en alas del tiempo cumplido
Te vas entre los sueños vencidos,
Y me dejas tan solo.

Cuan larga se hace la distancia
Cuando hasta la huella de tu sombra
Se borra de la faz del espejo,
Y en su anverso, tu presencia
Es un fútil lamento.

Cuanta soledad me aprisiona el alma,
Cuando en mi piel se diluye
Ese aroma de plenilunio,
Que tus labios encendidos
De amapolas y lunas rojas,
Con el frenesí del deseo
Me fueron dejando.

Qué larga se hace la espera,
Y que estrecho el cuello de botella
De ese reloj de arena,
Donde sus pasos atora el tiempo,
Como si de la pasión,
Fruta madurada en sentimientos,
Pudiera mondarse la cáscara amarga,
Y quedarse con la miel de su centro.

¡Qué solo me quedo.
Cuando me falta cada centímetro
Que te contenga,
Y me sobran todos los instantes
En que no te tengo!

(José M. Huete Garcia. Noviembre 2012)
EL LARGO CAMINO DE LA MELANCOLÍA
(De mi libro Passion-Ata. Nueva versión)

Mi amor,
cuando esta tarde la mortecina luz de las cosas sin importancia se despida,
y vengas a mi lado para muy quedo hablarme,
con  ese apacible y medido sentido de los instantes que tienes
para hacerlos transcendentes…

Siéntate junto al ventanal donde los brillos ya se despiden
con esa tonalidad tibia que los convierte en caricia,
que mi corazón quieres verte al trasluz de la memoria,
mientras ese último e indolente rayo con sensualidad te desnuda
de lo que siempre fueron superfluos pasos perdidos
donde el tiempo se hacía duda.

No dejes que muera la tarde, sin que una vez mas
de tus labios se escapen esas dos palabras tan volátiles,
que como golondrinas se apropian del aire
y rubrican día tras día, ese  pacto implícito e inalterable
de seguir siendo caminantes de una única sombra
en ese caminar ansiado de loa permanente e insoslayable.

¡Cuando tu eres verso de un poema interminable
en mi mirada ya no anida la muerte!

Y en ese momento, hasta lo mas pequeño
Se hace epicentro de toda equidistancia,
La sombra del ciprés ya no se alarga obligada a señalar el Norte,
Porque el fuego llama al agua para fusionarse
En ese vaho de lo que permanece mas allá de la muerte.
Donde cada beso que nos damos es inagotable fuente
De donde brota esa agua tan dulce de la eterna melancolía.

(José M. Huete García. Noviembre 2011)
A CONTRACORRIENTE

Todo estaba escrito en un libro,
Con letras grabadas a fuego,
Las tapas rejas de acero,
Y las palabras un relato prohibido.

El azar ejercía de enemigo,
Con la escopeta bien cargada,
La navaja bien afilada,
Para un asesinato sin motivo.

Una línea recta hasta el infinito,
Marcaba pasos obligados,
Sueños siempre censurados,
Por un decreto que decían divino.

Hasta el aire estaba medido,
No cabía en el susurro de la brisa,
Ni un atisbo de sonrisa,
Ni el rumor de un gemido atrevido.

Nuestros labios eran de espino,
Nuestras miradas pétreas sombras,
Nuestras manos caricias inocuas,
Y nuestros sexos pútridos lirios.

A contracorriente,
Barquitos de papel abandonados,
Así nos amamos,
Así nos soñamos.

¡No hay pasión a la que cerque para siempre
Un imposible dictaminado!


(José M. Huete García, Noviembre 2012)
GÉNESIS

Recuerda, amor,
Aquel tiempo distinto,
Que no se contaba en horas el presente,
Ni se descontaba el pasado en los archivos de la memoria,
Y el futro solo era posible
Cuando abríamos los brazos
Y una luz como el alba,
Nos dejaba girasoles resplandecientes en la mirada.

El aire era el aroma con que se respiraba la belleza,
Era suspiro de azucenas la brisa que nos acariciaba,
La alegría brillaba en la blanca sonrisa de los nardos,
El susurro de las olas era la sedosa telaraña
Donde dejábamos que se precipitaran,
Aquellas gaviotas de alas negras,
Que en su aleteo querían pintarnos el rostro de sal,
Y nuestros ojos aún no sabían llorar.

Las palabras brotaban en manantiales
De aguas cristalinas que en nuestras venas
Se hacían raudales de certezas,
Las cosas quedaban nombradas sin adjetivos
Y en ellas sin matices nos reconocimos,
Porque los dos éramos esencia desnuda
De un único fluir sin fin ni principio,
Cuando el verbo aún no se crucificaba en la carne.


Recuerda, amor,
Aquel tiempo distinto,
Cuando el génesis
Aún era un sueño
En la espera infinita de lo eterno,
Y éramos inicio y retorno
De nuestro destino.

(José M. Huete García, Noviembre 2012)

lunes, 12 de noviembre de 2012

LA VERDAD ES UN SUEÑO
(De mi libro Passion-Ata. Nueva versión)

La calma, sin tempestad,
es un trazo de aire en el agua,
una travesura intranscendente,
de la lluvia inocente
hasta que la gota
humedece la seca tierra
y en ella se justifica,
en la cópula con la simiente.


¡Solo supe del agua dulce
cuando probé todas las amargas!


No me asusta la memoria de tus pasos,
ni si fueron muchos los tragos,
con que la vida te bebiste,
ni si fueron otros brazos,
donde tus júbilos derretiste.


No gastes tus palabras
en contarme quien eres.
o quien crees ser todavía,
deja que yo te adivine,
que mis sueños de arcilla
en mis manos te modelen,
y seas para siempre,
la que taladra mis sienes,
la que yo creo que eres.


Que mas da que cuando enlazo tu talle
y vientre contra vientre te siento,
sea verdad o mentira,
silo que importa es que en ese baile,
hasta el último gemido,
no sepamos como se agota la vida.

¡Qué mas da,
si la verdad es un sueño
para otra vida,
y la mentira nos miente cada día!

(José M. Huete García, Febrero 2012)