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sábado, 19 de enero de 2013


TIEMPO SIN VIDA

Se marcha el día incólume,
Virgen e intacto,
No hubo hora que lo desvirgara
Que osara romper el himen,
Erecta de una fe diferente,
Que acuchillara la paciencia
De la espera acostumbrada,
Sin sangre donde mamar
Otra esperanza.

Dime tu,
Donde encontrar ese tiempo
Insurrecto,
Del que saben su secreto
Los trigales cuando nacen,
Cuando emergen
Entre los barrizales
Y a los soles suplicantes
Reclaman una muerte ardiente.

Siento que se amortajan
Las palabras a pares,
Incuestionables
Iguales,
Sin acentos que cuestionen
Su ecuanimidad amorfa,
Su silabeo sin puñales
Que maten con ira
Sus tatuajes.

Quero morir despacio
Pero quiero saber que muero,
Sin sueros,
Con odios asomados
A algunos ojos,
Con rencores viejos,
Con amores resurrectos,
Con las flores de tus labios
En mi pecho.

¡Si he de vivir n tiempo sin vida
Quiero que la muerte
Me sorprenda lejos!

(José M. Huete García. Enero 2013)

viernes, 18 de enero de 2013


PORQUE HE VIVIDO

Comprimo mis soledades en un suspiro,
Es una pedrada al destino,
Un grito, un desafío,
Un dardo atravesando la nubes,
Un águila bravucona sonríe,
Un tierno gorrión se siente herido…
Y muere,
Y llueve,
Y una gota se enternece
Rozando mi mejilla,
Me hago río,
Sin riberas con guirnaldas verdes,
Sin remansos,
Sin saltarines peces,
Me desbordo a los pies de los sauces,
No hay mar
Para morir tranquilo,
Ya las sirenas no pueblan las playas,
Un abismo colateral me reclama
Un desierto sin lindes me engulle,
Me cubro con sabanas de arena,
Y estrellas amortajadas,
Con pasos sin tiempo camino hacia ella,
Es la única muerte que acepto,
En la que me derrimo.

¡Aunque mis huellas solo sean trazos
Olvidados en la piedra,
No moriré solo
Entre criminales ausencias!

(José Huete García. Enero 2013)

miércoles, 16 de enero de 2013


TU Y YO

Son rosas lo que traes en tus manos
En tu mirada un cielo de azul templado,
En tus cabellos un sol que se enreda jugando,
En tu boca un ramo de amapolas rojas
En tus pechos dos perlas negro azabache
En tus caderas una guitarra fruncida,
En tu vientre todos los lirios del valle
Y en tu sexo una manantial de agua cristalina.

El mar duerme una paz de gris cobalto
El sol es un tímido resplandor adormecido,
La brisa lleva canciones de sirenas escondidas.
La playa borra huellas de cuerpos apasionados,
Las gaviotas sacian el hambre de su canto,
Un ruiseñor llama a su hembra perdida,
Un pequeño velero halla su viento en la lejanía,
Y una nube negra parpadea húmeda en el cielo.

Trémulas amarillean las hojas de mi árbol
Mágica es la savia que callada lo alimenta,
Árida y pedregosa la tierra que lo sustenta,
Garras las raíces que a ella se sujetan,
Baña la lluvia el tronco malherido,
Las gotas se llevan recuerdos encallecidos
Un buho habitante de una rama desnuda
Vigila desde su atalaya danzas de sombras mudas.

En estos páramos repletos de vida ausente
Araremos surcos con los rayos de la luna.
Esparciremos la simiente de nuestras mentes.
Germinarán solo sueños de almas puras,
Recolectaremos la ternura en gavillas,
Besarán nuestros labios la plenitud de la espigas,
Quemaremos los rastrojos en el rubor
De nuestras miadas de eternidades enrojecidas.

(José M, Huete García. Enero 2013)

lunes, 14 de enero de 2013


CARTA DESDE MI SILENCIO

Si quieres saber de mi silencio,
Te diré que es solo una reverencia
Ante el insondable misterio
De la incredulidad como metáfora,
De la desesperada espera de la respuesta,
Un despojarme de todo lo que sobra
Para entregarme desnudo a la nada,
Y desde ella avizorar lo nimia
Que es la distancia entre lo que comienza
Y lo que en si mismo termina.

Abro un sucinto paréntesis donde no quepa
El  inútil designio de la palabra,
Fantasmagórico resumen de lo que existe,
Provocador exégeta que acomoda
Lo que debe ser y lo que nunca sabré,
La mentirosa biblia de los sentidos
Que engalla de soberbia aún lo no percibo,
El fiel guardián de lo consentido,
Donde dolo doy cabida a lo que duele
A lo que golpea con rabia y me deja herido.

Si quieres saber de mi silencio
Hazte martirio y cilicio para mi carne,
No me traigas el sentimiento vestido
Solo con la blanca pureza de los nardos,
No leas en la memoria de los libros sagrados
Pues en ellos no habla de los harapos
Con que se cubre sin vergüenza la certeza,
No me leas la receta de los bálamos
Que la cura de la muerte innata
Solo es posible si nunca estuvo escrita.

(José M. Huete García. Enero 2013)

domingo, 13 de enero de 2013



SOBRE CORCEL DESBOCADO

Impaciente
Manantial en primavera
Torrente
Río creciente
Mar que aguarda
Espumeante
Hirviendo salitre
Balbuceando olas
Goce incesante
En los rompientes.

Irreverente
Viento sin norte
Tempestad
En las grietas
Cincel en la roca
Modelando desiertos
Desflorando
Pétalos vírgenes
Aireando vestimentas
Atormentando decencias
Galopante
Sin continencia.

¡AsÍ te espero
Eternamente!

(José M. Huete García. Enero 2013)

SIN CUADRÍCULAS

Cuando estas junto a mi
Acurrucando tu frío después del éxtasis,
Y me miras de frente
Antes de que tus párpados
Vuelvan a encerar entre barrotes
Ese sutil misterio
Que en la miel de tus pupilas
Tan celosamente retienes…

Quisiera decirte todas esas palabras
Que nunca te dije,
Que quieren ser el arco iris
Que tras la tempestad aparece,
La rúbrica inextinguible
Que la pasión avergonzada exige
Para que la ternura sea rocío
Cubriendo surcos arados fuera de lindes.

Pero es entonces cuando surge en ti
Con plena vigencia
Esa oscura esencia
Que como veleta te define,
Y ya no me miras de frente,
Dibujan tus labios una mueca displicente,
Porque te parece que las palabras
Enjaulan el viento que libre te tiene.

 Son versos que en mi se quedan
Bullendo conceptos de lo eterno,
Definiciones incongruentes,
Bulliciosos miedos inconsistentes,
Mi corazón un hervidero de matices
Buscando el asidero de una cuartilla
Donde registrar un poema perenne
Que diga donde, como y cuando te tengo.

¡No me doy cuenta
Que con el roce de nuestra piel
Ya hemos hecho poesía!

(José M. Huete García. Enero 2013)

LUNA

Tantas veces te esperé
A las puertas del alba,
Sobrecogido por la magia
De ser fuego,
Cuando tu humedad plateada
Delicada me besaba.

Ese primer beso de cada día
Ebrio me encendía,
Las estrellas una a una se apagaban
Y con ellas mis sombras
Y mi melancolía se marchaban
Cuando tu me acariciabas.

Pero ahora, al llegar la madrugada
Soy Sol que en soledades
Sin remedio se apaga,
Mi luz ha perdido su garra,
Porque ya no me besas al alba
No me dejas tu brillo de luna plateada.