BRUMAS DE ATARDECER
Amor,
la tarde sonríe radiante de soles,
el mar ha templado su fiereza,
la brisa es tibia, y abriga el alma,
y, sin embargo,
Amor,
la tarde sonríe radiante de soles,
el mar ha templado su fiereza,
la brisa es tibia, y abriga el alma,
y, sin embargo,
nuestras miradas
se miran sin verse,
se pierden en un vacío,
de palabras apenas musitadas,
que anodinas nos hieren
como una afilada navaja,
como un bisturí
que extirpa las razones,
como un veneno
que nos mata de sinrazones.
se pierden en un vacío,
de palabras apenas musitadas,
que anodinas nos hieren
como una afilada navaja,
como un bisturí
que extirpa las razones,
como un veneno
que nos mata de sinrazones.
¿Cuando la luz
perdió sus tonalidades?
¿Cuando tras la tormenta
no nació el arco iris?
¿Cuando la ira callada
se esculpió en palabras?
No quiero sentir que el tiempo
siga cavando esa tumba,
donde, siquiera, podremos medir
la distancia que nos separa.
Porque solo es necesario un acto de fe
para que en nuestras almas
renazcan esas huellas que quedaron,
cuando aún nuestros labios
no tenían el sabor de la hiel.
(José M Huete García, Octubre 2012)