LAS REGLAS DEL JUEGO
Cuando el día ya ha acontecido,
y solo quedan esos momentos
en que las cosas vuelven a su sitio,
ese tiempo restante,
en que, como por casualidad,
uno al otro nos recibimos
en el perfecto ritual de soliloquios…
Siento que tu eres la norma
y yo el verso loco.
Es en tu mirada donde se escribe
toda norma gramatical,
que transforma nuestro silencio
en un paréntesis, que encierra
todo atisbo de sentimiento.
A veces, tus pupilas se curvan
en melifluos interrogantes,
que no hacen preguntas,
solo reafirman
lo que ya damos por supuesto.
A veces, brillan, con la soledad
de un contundente punto y aparte,
establecen la distancia debida
para un discurso indebido.
A veces ,se enrojecen doloridos
como duele en la espalda de la palabra
el rejón de un acento agudo,
una comezón de dolor
que nunca finaliza en lágrima.
A veces, te sorprendo
tejiendo entre tus pestañas
unos promisorios puntos suspensivos,
como si de pronto,
en tus venas se licuara la sangre,
y no fueras una simple sospecha
de que alguna vez lloraste.
Y cuando llega ese instante
tan inevitable, como temido,
en que tus parpados se entornan,
y con un trazo subrayas
lo que es importante…
Siento que tanta cordura
es solo un abismo de locura,
y no puedo evitar
a el asomarme.
ni que entre mis dedos palpite
un postrero acto de rebeldía,
la insensatez de un poema sin normas,
que de nosotros nos salve.
¡Porque, al final, solo perdura,
lo que escapa del tiempo cumplido,
y a medirlo nunca se atina!
(José M Huete, junio 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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