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viernes, 19 de octubre de 2012

LAS REGLAS DEL JUEGO

Cuando el día ya ha acontecido,

y solo quedan esos momentos

en que las cosas vuelven a su sitio,

ese tiempo restante,

en que, como por casualidad,

uno al otro nos recibimos

en el perfecto ritual de soliloquios…

Siento que tu eres la norma

y yo el verso loco.

Es en tu mirada donde se escribe

toda norma gramatical,

que transforma nuestro silencio

en un paréntesis, que encierra

todo atisbo de sentimiento.

A veces, tus pupilas se curvan

en melifluos interrogantes,

que no hacen preguntas,

solo reafirman

lo que ya damos por supuesto.

A veces, brillan, con la soledad

de un contundente punto y aparte,

establecen la distancia debida

para un discurso indebido.

A veces ,se enrojecen doloridos

como duele en la espalda de la palabra

el rejón de un acento agudo,

una comezón de dolor

que nunca finaliza en lágrima.

A veces, te sorprendo

tejiendo entre tus pestañas

unos promisorios puntos suspensivos,

como si de pronto,

en tus venas se licuara la sangre,

y no fueras una simple sospecha

de que alguna vez lloraste.

Y cuando llega ese instante

tan inevitable, como temido,

en que tus parpados se entornan,

y con un trazo subrayas

lo que es importante…

Siento que tanta cordura

es solo un abismo de locura,

y no puedo evitar

a el asomarme.

ni que entre mis dedos palpite

un postrero acto de rebeldía,

la insensatez de un poema sin normas,

que de nosotros nos salve.

¡Porque, al final, solo perdura,

lo que escapa del tiempo cumplido,

y a medirlo nunca se atina!

(José M Huete, junio 2012)

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