DESAMOR
No se muere la noche
en la caricia anaranjada del alba,
en los humeantes rescoldos
de lo que fueron encendidos tizones.
en el primer parpadeo del girasol,
en el dulce rocío que despierta al caracol,
es en este instante
en que titubeante,
languidece el último sueño
en que mis brazos te tienen.
Ha sido culpable esa maldita luna
intrigante y correveidile,
celosa,
que sobre si se giró,
y en su otra cara me mostró
el megro espanto de la muerte.
Negro es el hueco del dolor
que en mis pulsos ha clavado
al áspero madero de tus ausencia,
grito de la herida de la piedra,
que en desierto se deshace,
despiadado es el viento
que de sus cimientos arrebata,
el altar donde adoré tu presencia.
Herida se queda el alma,
maltrecha en su pleitud
la exhuberante corola de la flor,
cuando no aletea tenue la mariposa
libando hasta la última gota de su esencia,
y es de la soledad
de la que siente clavado aguijón.
(José M. Huete García, Mayo 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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