COMO GAVIOTA

Hoy el mar no se dejó aprisionar entre mis labios,

No tenías el sabor de la sal,

Era amargo lo que bebí de tu boca

Eran los restos del naufragio de los dogmas cuantificados,

El que dictamina que el amor es un edulcorado prefacio

Y la pasión un camino prohibido e insensato.

Hoy el mar no permitió que mis manos trazaran estelas

Entre el quebrado murmullo de las olas,

No eras brújula, ni rosa de los vientos,

Que me señalara cual es esa playa indolora

Donde tu cuerpo de infinitos desiertos

No esta hecho de esa arena que se fuga entre mis dedos.

Hoy el mar no quiso ser la espuma blanca

Que engalanara de guirnaldas enhebradas en tus cabellos,

No eras la sirena que cansada en la orilla reposa,

Eras el sonido airado de lo profundo

Donde se entierran abigarrados los despojos de estrellas,

La última voz que se rebela ante el eterno silencio.

Hoy no has sido paloma en el aire envejecido de los sueños.

Ni en tu pico traías el olivo de tu virginidad como trofeo,

Ni el aroma de la húmeda tibieza de los nidos.

Has sido la insaciable meretriz seductora del viento,

La lujuriosa gaviota que él se entrega con descaro

Por el placer de saciarte en mis ingles de plateados pétalos.

Hoy es obvio que he pecado contra el destino escrito,

Que he soliviantado la paz d los cielos,

Que mi sentencia será de martirio y tormento,

Que amarte es abrir al deseo la puerta del averno,

Mas que me puede importar el signo de los tiempos

Si en mis jirones has dejado escrito que me has amado.

(José M. Huete García. Marzo 2013)