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jueves, 13 de febrero de 2014




MELANCÓLICA BUSQUEDA DEL VERBO

No sé si son desdichados estos días
en que la palabra se me queda intacta,
correteando por mi mente
como una metáfora
de virgen sin mancha
asustada en el borde del nupcial tálamo

Esta falta de sintonía
entre el significante sentimiento
que abrupto se manifiesta sin freno,
que exige el vocablo con dimensión exacta
y el liberador significado,
me hiere hasta agonizar en silencio.

Busco el consuelo en la voz aterciopelada
de la poesía que arrulla,
que exhibe los colores del arco iris
como trofeo inefable de lo etéreo,
que oculta la inclemente melancolía
y se declara objetora de apostasías.

Y siento miedo de sentirme como el niño,
que desde el alfeizar de la ventana
ve los azules límpidos del cielo,
pero no ve la pisada del tiempo en la hierba,
la tristeza de los girasoles ciegos,
ni en barro adherido a los lirios muertos

Siento que me están vedadas las puertas
de ese infierno que intuyo como cierto
en los arrabales oscuros de mis adentros,
que solo ese eterno tormento
de purificarme con su fuego
me redimirá de tanto untuoso miedo

De morir ahíto de la viscosa pureza
en ese limbo donde ser es solo intento,
si no sujeto la palabra a mis sentidos
exacerbados de trasgresoras propuestas,
si no me visto de impúdica desnudez
y busco en ti el dulce sabor del veneno.

Como confesar que te amo
si en la totalidad de ti no me reconozco,
si a voces no proclamo
que mi ser melancólico es de tu esencia.
si el dolor de amarnos incompletos
es el único pecado que no queda inconfeso.

(José M. Huete García, Enero 2014)

D.A.R

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