SONETO Nº 3
Me desposé con una blanca rosa,
fue en esa hora silente del alba,
cuando en su piel el rocío se posa
y su mirada atempera mi alma.
Fue padrino un jilguero peregrino,
madrina una áurea mariposa,
los testigos, un colibrí cansino
y una magnolia que se abrió airosa,
Los anillos fueron de verde espino,
la música, un solo de suave brisa,
el oficiante un caracol cetrino,
Testigo fue una cigarra insumisa,
el ágape lo sirvió un cocodrilo,
fue cristal el lecho que el alba irisa.
(José M. Huete 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
Tal cual un cuento de bosques y hadas....
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