VOZ DE OTOÑO
Hoy, cuando el mar se tiñe de noche profunda,
y en las olas, mi mirada no encuentra estrellas,
una sombra en mi playa se hace vagabunda,
en una mano lleva un corazón patido,
y en la otra unos versos que de pena rezuman.
Hoy, mi gaganta se enquista de salitre,
mis ojos lloran desnudas algas amarillas,
mis pies de sus caminos perdieron los lindes,
mis manos en el aire arañan tu nombre,
y en los restos de la hoguera mis sueños se derriten.
Hoy, he sentido en la brisa el palpitar de tu vientre
cuando tus caderas tienen cuardas de gitarra,
un lamento de soledades por los cantiles se pierde,
un monólogo de luna toca a rebato,
y en el mar la gaviota pesca peces de muerte.
Hoy, recordé que ya no soy marinero
que en los puertos cuenta su añoranzas,
que el tiempo rasgó las velas blancas de mi velero,
que solo un manto de hojas secas me cubre,
que otro Otoño me ha hecho prosinero.
Hoy, solo soy el recuerdo de una hoguera,
que mil veces encendíó fuego en tu sexo,
que soy una gota de lluvia, que en trazo se queda,
que todo murmullo calla de espanto,
que ya no manan mares enre tus piernas.
Hoy, dejo a la interperie mi corazón partido,
y sollozo, verso a verso, este poema.
(José M. Huete García, Septiembre 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
Versos de un otoño que alberga la semilla de la vida, que la guarda con mimo para sembrarla en la siguiente estación, versos alcholizados de azúcar y de ron, de amor perdido pero amor vivido...qué buen trago resulta este poema...
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