LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO

No hay bravura

en su mirada de aguamarinas

Hay una quietud

que adormece la tarde

Que deja perpleja la arena

que lo espera candente

Hoy el mar

es un amante silente

Un cansado navegante

que ya sabe de las mentiras

de la sirena

que grita que le pertenece

Hay una brisa de pena

que acalla a la gaviota

Una voz de profundas raíces

que ya no hablará

mientras siente como muere

la palabra salitre

Hoy hay un silencio que duele

un velamen sin mastil

un brújula inútil

un libro de bitácora

con mil páginas

que ya nadie escribe

Un corazón que se esparció

con restos del naufragio

Una caracola

donde alguien

alguna vez escuchará

que dentro latía el alma.

(José M, Huete García. Junio 2014)

D.A.R.