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lunes, 14 de julio de 2014

NUNCA ACABA LA ESPERA

Hoy podría conformarme con ver
como  la tarde muere mansamente
En un oratorio que reverencia
el obligado equilibrio
de lo que carente ya de importancia
no se derrumbe en vestigios de olvido

Hoy podría pensar que la tierra
tiene un aroma de flores añejas
De hojas olvidas de toda clemencia
Que hay unos senderos
que se hacen con la vida a cuestas
y otros con la liviana inconsecuencia

Hay un continuo caminar de hormigas
por los andurriales de mi memoria
Una cigarra que con su canto insinúa
que cuando la primavera cesa
en los caudales de las venas
se ha de mirar el dolor con displicencia

Mas mi corazón no es de ese talante
de abreviar los cien años
que sincera dura una espera
Ni mis párpados se entornan
para dejar que la desidia se instale
en las pupilas  que aguardan el fracaso

Has invadido el globo terráqueo
de mis certezas inexorables
Eres la dueña del mapa de mis sueños
que en tus manos son inexcusables
Y si hasta tu alma se camina despacio
no será la mía la que acorte sus pasos.

(José M. Huete García. Julio 2014)

D.A.R.

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