Nunca fui el mar
que puntual llega hasta la playa
cuando tu lo esperas
con la desnudez de tu cuerpo
y el color de la esperanza
pintado en tu alma
Siempre fui el madero
que no te alcanza
porque ya es hora de marea baja
Nunca fui el viento
que en otoño calma tus ganas
cuando te deshojas
pétalo a pétalo
Y de tu raíz
la lujuria queda desenterrada
Siempre fui la cometa
que airosa se balancea sin ganas
y el niño a su obligada inocencia
la ata
Nunca tuve la larga mirada
de la rapaz hambrienta
Ni la fiereza de la tormenta
que con gruesas gotas de lluvia
sobre tu piel
su agónica tristeza desata
Nunca estuve en el lugar
ni la hora exacta
Siempre olvidé por mil motivos
que amarte era mi destino
Que llegar hasta el nido
es la esencia genética de las alas
(José M. Huete García. Marzo 2016)
D.A.R.
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