VOLVER A EMPEZAR

Aún recuerdo, amor,

Cuando nos encontrábamos

En aquellas horas abruptas,

En el rincón del oscuro silencio

Entre aromas de basura

Y el ladrido de un perro solitario.

Cuando asegurábamos con firmeza

Que no importaba la distancia

Que lo importante era juntar

Los labios de nuestros fantasmas,

Dejar que volaran como gorriones

Las oscuridades enjauladas.

Devorábamos con urgencia

Cualquier matiz de la lujuria,

Cualquier manjar repleto

del inaudito sabor de la lascivia,

nos bebimos sorbo a sorbo

todo vino de las cepas del infierno

Cada transgresión de los ritos

Lo celebrábamos como victoria,

Nos impusimos por mandato

Sembrar de orgasmos

Todo altar de lo sagrado,

Y de nuestra soberbia los campanarios.

Jugamos a ser niños

Osados y atrevidos,

Apostatando de la inocencia,

Sin darnos cuenta,

Que volver desnudos a los ancestros

Era el camino equivocado de la vida.

Y ahora, cuando el destiempo

Se hace tiempo apaciguado,

Cuando de tanto roas por los senderos,

De tanto ser mariposas

Que las espinas de todas las rosas

Solo dejaron sangre en la boca.

Ahora que ya somos todo lo que fuimos,

Que ya aprendimos que los pasos

Son destino en si mismos,

Que nada de lo que hicimos

Nos permite suponer qe alguna vez

Estuvimos sin pecado concebidos…

Es ahora, amor,

Cuando aprendimos que la luz

Siempre está al final de las tinieblas,

Que la vida slo es una pequeña llama

Inasequible a la imprudencia,

Que podemos decirnos sin desaliento…

¡Yo creo en ti, vengas de donde vengas!

(José M. Huete García. Enero 2013)