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viernes, 2 de agosto de 2013

QUEJIDOS

Qué tristeza humedece
Los entresijos del alma
Con lágrimas otoñales,
que peregrinar tan cansino
Entre tanta hoja caída
Entre tanto pétalo maltrecho.

Qué temeroso queda el aire
Por haber denudado al roble
Por haber dejado en su tronco
Tantas señales
De un abrazo doloroso,
De un amotinado instante.

Qué renglones tan torcidos
Escribe solitario el poeta,
Cuando siente aterido
Que en silencio se despuebla
Lo que era jardín
Rebosante de colores.

Del nido trabajoso
El gorrión no se despide,
Ni el río de su cauce,
Ni la lluvia deja de ser barro,
Si no es tiempo lo que transcurre,
Sino uno tras otro los quejidos.

(José M. Huete García. Agosto 2013)
D.A.R

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