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martes, 11 de marzo de 2014

LA SUAVE EPIDERMIS DE UN SUEÑO

Me gusta escapar
por la rendijas luminosas de la noche
con el alma peregrina.
Escuchar el pulso de las estrellas
con ese eterno vaivén del mar,
que el silencio no mitiga.

Galopar por las explanadas
pentagramas de salvajes flores,
las que en cada pétalo
tienen sones con tu nombre.
Ser esa banal chicharra
que perezosa te hace guitarra.

Me gusta llenar mi cántaro
con la sonrisa de sol de tus ojos,
que nunca se espantaron
por amar candencias en invierno,
por consumir las primaveras
hasta la misma raíz del ensueño..

Me gusta ver llegar el ocaso
sujeto a las bridas de ese tormento,
que se hace acuoso en tus labios.
Penetrar por las grietas estrechas
de tu mas oscuro misterio,
y volver a ser sombra en pecado.

No hay caminos en el tiempo,
ni senderos al abrigo del viento,
que impidan a un sueño
ser a la vez cielo e infierno,
cuando en la virtud del deseo
se deja hacer prisionero.

No vuelve a haber reposo,
para mi alma que se entrega
sin dejar guardián de su sombra,
no hay escondrijo que la cobije
cuando generosa se inmola
en la dulce epidermis de sus sueños.

(José M. Huete García. Marzo 2014)

(D.A.R.)

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