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lunes, 10 de marzo de 2014

TRANSIGENCIA

Duerme mi corazón cansado,
acuna sus obsoletas iras
en el manso arrullo
del otoño macerado
entre agitadas caricias de luna,
y la recia lágrima de un saxo

Supo de la solitaria espera
que trae cada Primavera,
del errático desasosiego
del río recién parido de lluvia,
que lleva su agua inocente
a la trasgresión de la espuma.

Supo de los sueño urdidos
por prometeos falsificados
traficantes de fuegos fatuos,
de la falsa placidez
de las playas de Ítaca
donde Penélope teje el ayer.

Supo de la cruel ignominia
de saciar su sed
en el vaso roto,
que derrama el vino sobrante,
de apaciguar su hambre
con los restos del ágape.

Supo de la locura proscrita
por los guardianes
del “santa santorum”
de la pandemia de cordura,
que se receta
como obligada anestesia

Supo de la rebelde amapola,
que libre germina
en los surcos airados de la piel,
que siendo tan humilde
a ella se rinde en homenaje
el incrédulo amante infiel.

Supo de la tristeza del poeta
urgido en su silencio
de versos que revientan,
y de la palabra que se niega
a liberarle del tormento
de la fugacidad del sentimiento

Siente que ya no hay
mas victoria, que dilucidar,
si es transigencia rendirse
a la victoria del tiempo,
o es la única derrota
que ya no podrá evitar.

Y mientras, al alba,
te siente llamar a su puerta,
cansada de otros pasos
con otras lágrimas prendidas,
y sabe que es intransigente
el candor de tus mejillas.

(José M. Huete García. Febrero 2014)
D.A.R

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