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martes, 8 de enero de 2013

CUANDO TE CONOCÍ

Estaba tan distraído en esa abstracción de los mausoleos llenos de memoria,
Tan obnubilado leyendo los epitafios que se escriben con sombras de cipreses,
Tan enajenado con ese dulce sabor con que llena el aire la muerte.
Que no pude percibir como con pasos de silencio ibas escribiendo mi historia.

No es que estuviera cerca de la locura ni en busca de la ignominia
De ser y sentirme ajeno a todo fluir de la materia de los sueños,
Es que mis ojos estaban tan llenos de los tonos de amaneceres tristes.
Tan licuados de soledades, que no vieron que detrás del viento tu venías.

Me traicionó una vez mas ese tiempo tan contado y tan falso
Que traza hemisferios con senderos rectos y de las raíces hace un muestrario,
Me señaló caminos llenas de estaciones de interminables esperas,
Tan infinitas que llegué a creer que el horizonte tenía los ojos vacuos.

Me sorprendiste cuando recolectaba los frutos ya podridos de mis campos.
Me encontraste cuando el único canto era e conformismo de la cigarra.
Y era tan apremiante el fuego de la fuente dulce de tu miada,
Que vestí mi mansedumbre de gala para asistir al festín que anunciaba tu boca.

(José M. Huete García. Enero 2013)

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