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miércoles, 20 de noviembre de 2013

CON NUEVA VOZ

Este poema que te escribo
con los dientes apretados
sobre cada palabra,
con el alma diluida en lluvia
entre los párpados,
quisiera que fuera
esa sinfonía perfecta
que tanto soñó el viejo saxo

Ya no puedo quejarme
de la esquina olvidada
y muda de sonidos,
de las esperas como heridas,
ni de la soga apretada
que, de la nostalgia,
hendía las noches de patíbulo
mientras otra soledad moría.

Has sido tan pronta arrancando
las espinas de mi garganta,
sonrosando de amaneceres
la apática blancura de mi sienes,
licuando la pétrea mudez
de mi sangre yerta,
que en la tristeza de mis sábanas
cada arruga se hace pentagrama.

Entonaré junto al águila
el himno de la cordillera blanca,
dejaré en el vuelo del estornino
el griterío de mis sentidos,
con el incansable colibrí
el insaciable aleteo del deseo,
porque en tu arcilla
amasan sinfonías mis manos.

(José M. Huete García. Noviembre 2013)

D.A.R.

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