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jueves, 21 de noviembre de 2013

EN EL OCASO

No quiero despojarme
de esta tristeza que me invade,
cuando el día
hace su ofrenda
de la agonía de los girasoles
en el horizonte.

Ni de la melancolía
que se aviva en mis venas,
cuando ordena a la palmera
que aquiete su obsceno balanceo,
para entregarse virgen
a la impudicia de la noche.

Ni de la nostalgia
con que la brisa me abraza,
cuando en su despedida
esparce en el aire,
tenues rumores
de versos con tu nombre,

los que en cada ocaso
vienen a posarse en mis manos,
para que te dibuje
como voluptuoso trazo,
y en mis labios la palabra
húmeda de lujuria aflore.

(José M. Huete García. Octubre 2013)

D.A.R.

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