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jueves, 24 de abril de 2014


DE IMPROVISO

Fue el relampaguear de un sueño
lo que fulminó
las horas del desaliento,
cayeron al suelo
como cristales rotos
pesados, plomizos,
del el inútil jarrón chino
donde desde tiempos del abuelo
se asemejaban a las flores,

se rasgaron los cortinajes
que ocultaban el moho
de las paredes,
de los ventanales
húmedos de sumisas soledades,
las grietas insondables
donde anidaban
melancólicos siglos de sollozantes,

todo estuvo siempre en su sitio,
inmóvil,
en la perenne certeza
de que nada ocurriría
de improviso,
de que nada rompería el sigilo
de los días sucesivos,
de que hasta el mas pequeño
desacorde
ya se le había dado nombre,

él sabía tan poco del amor
cuando llega como el viento,
en las alas de la golondrina
para en cada primavera
hacer nuevo nido,
de los labios que ardientes
besan sin compromiso,
de la pasión que de reglas se libera,

y fue para él sorpresivo,
saber que los colores hablaban
al otro lado del muro,
que el corazón lloraba
cuando se le ataba con nudos,
que una mariposa volaba
en sus intestinos
cuando sus ojos le miraban.
(José M. Huete García. Abril 2014)

D.A.R.

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