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domingo, 20 de abril de 2014


INCONSCIENCIA

No transcurría el mismo tiempo
cuando, unidos,
volamos sobre las calles,
sobre los cementerios.
Nos reíamos de las irreflexivas
prisas de los caminantes,
de los epitafios,
que bordaban sobre el mármol
la obscenidad de la muerte.

Eran las horas diferentes.
Las tuyas, contaban los colores
con que la primavera
bautizaba los claveles.
Las mías, descontaban apresuradas
los nidos que iban callando
en la frondosidad del bosque.

No sabíamos que en las plazas
se contaban historias de pesares,
que en los campos
la lluvia era ácido corrosivo,
que agostaba los trigales,
que un fuego violento
quemó las lágrimas
en los ojos de los sauces.

Tu no quisiste saber,
que la felicidad es una cometa,
que para volar necesita
que, el azar y el viento
se conjuren para rozar el cielo.
Yo no quise aprender
como aprenden los ciegos,
que los ojos que no ven
son los que miran a destiempo

No permiten los dioses,
que los inconscientes
consigan sobrevolar sin medo,
los lindes que la razón
impone al sentimiento,
la creencia de ser mariposas
en el secarral de un jardín,
donde ya no crecen las rosas.

(José M. Huete García. Abril 2014)

D.A.R.

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