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jueves, 10 de abril de 2014


PRISIONERO DE TUS LABIOS DULCES

Esta noche no he tenido tiempo
para estar a solas
con la esbelta forma de tu nombre,
para entre el cercano tañido
de tus gemidos,
martirizante salmodia
en la desolada desnudez del viejo roble.

He paseado por aceras sin faroles,
he pisado sombras
que nunca había conocido,
he escuchado aullar a los perros
escapando presurosos
de metálicos perseguidores.

He visto lágrimas en el rostro
del hambre que se desdibuja
en penumbras,
el rictus benévolo
de la sumisión en la fauces
domesticadas del hombre,

No he tenido el valor
de cabalgar en el caballo blanco
que me regalaste,
el que come tiernos claveles,
ni de clavar lujuriosas espuelas
en su ancas ancestrales.

Allá en lo alto
de la cordillera de tus senos,
al abrigo cálido de tu vientre,
descubro de repente,
que cualquier derrota en tu boca
será siempre tenida
por humilde victoria,
que es en la dulzura de tus besos,
donde me atrevo a ser apátrida
de tanta realidad demoledora
de otoñales brotes.


(José M. Huete García, Abril 2014)

D.A.R.

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