SOLO UNA EXIGENCIA
Sé que no debo reprocharte
ni un solo instante
de los que me diste
Los cortos y apremiantes
Ni los pausados
y plenos de exquisita ternura
Ni siquiera aquellos
que con ligereza sobrevolaste
y se perdieron en el olvido
Sé que no puedo exigirte
que al atardecer
sigamos perdidos bajo los pinos
Ni que parezca
que en el puente
nos hagamos los encontradizos
Ni que tiemblen nuestras manos
cuando bajo la ropa
se atreven a buscar resquicios
Sé que ni siquiera
nos debemos algún invierno
sin darnos mutuo cobijo
Ni tampoco un solo otoño
aunque dejáramos que los ojos
como ocres desvaríos
se miraran desde lejos
Y sin la constancia
del corazón acostumbrado
Pero si te puedo exigir
que cuando a tu puerta llame
con el lloro del niño desvalido
No olvides que esa parte de mi
es la que siempre se quedó contigo
La que nunca dejó
de hacer de la
fantasía
un ritual sagrado
(José M. Huete García. Diciembre 2015)
D.A.R.
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