PORQUE FUE HOMBRE
Desde ese ventanal que mira siempre
hacia un horizonte difuso de memoria,
de atardeceres ya sin rastro
de ese arco iris, que enmarcaba
el principio y fin donde se engarzaban,
los finos hilos de los recuerdos
ofrendados en el altar de un tiempo despiadado…
Asoma su rostro
demacrado por el peso
de tanta añoranza,
de los días
que fueron sentidos
como fluir cierto
de su sangre…
El poeta loco,
creyendo,
en su propio ensimismamiento,
que en ese continuo crujir de cristales rotos
en que uno a uno se fueron rompiendo sus sueños,
encontrará las palabras exactas,
con que poder escribir en la alborada
cuanto te amó...
¡Cuanto dolor le dejaste!
Y fue hombre...
y su guitarra arrancaba notas
de despreocupada cordura,
cuando con su manos,
tatuaba en el viento
el infinito deseo de tus caderas,
y sentiste,
en tus labios,
ese grito profundo
de un beso apasionado,
queriendo romper
la barrera de su sentimiento
infinito,
encerrado en ese aterradora jaula
donde hasta el rugir del mar...
¡Se hace humano!
Y un día bajo la lluvia,
sin un adiós,
de él te alejaste,
y quedó para siempre
atrapado tras a ese ventanal,
sin saber que sus ojos ciegos
ya no verán otra alborada
¡Cuando un amor se pierde en los abismos del olvido,
solo le queda al poeta,
proclamar,
que es racional soñar desde el silencio
su propia locura!
Y fue hombre y ahora…
¡Es poeta!
En la desnudez de su alma
así te ama,
ya no ecuerda...
¡Que amarte,
cuando fue hombre
fué su locura verdadera!
(José M. Huete García, febrero 2011)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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