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viernes, 13 de diciembre de 2013




LA CELESTE  CONTEMPLACIÓN DE UN MITÓMANO

Rasga el velo de la noche
con la elegancia del dedo meñique,
y el desden imprudente
de quien se sabe dueño y amante,
caballero y único amo,
el relampagueante mito de lo celeste.

Se apodera de los  ojos del alba
y los abre con el sigilo malicioso
del librepensador fatuo y arrogante,
hasta ese momento álgido
en que los luceros suspiran una despedida
porque nunca serán dueños de lo celeste.

Derrama lágrimas contumaces
la cegada reminiscencia de una sombra,
ruedan como perlas cristalinas
hasta perderse en la desnuda intemperie,
en que serán apagadas como estigmas
en la imperativa voluptuosidad de lo celeste.

Es de tu esencia el nervioso tintineo
de mis manos recontando estrellas vírgenes
en las páginas abiertas del tiempo,
antes de que solo quede ese templo sin lindes,
donde adorar la fugacidad de los matices
sea el pecadora esclavitud de lo celeste.

Si no hay indulgencia para los ojos
que enamorados en una eternidad se extasían,
si dibujar fantasmales silencios
con la sangre que provocadora se declara
ancestral prisionera, es la penitencia,
me declaro irrenunciable mitómano de lo celeste.

(José M. Huete García. Diciembre 2013)

D.A.R

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