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lunes, 26 de mayo de 2014


EL LAMENTO DEL POETA

Era un poeta sin nombre
sin apellidos
Nunca se examinó
ante tribunal de las letras
Ni título le dieron
Eran las palabras
hechas del fluir de su sangre
en sus adentros
las que esculpían los versos

Tenía muchas penas
doliéndole en el alma
Miles de flores incoloras
agostadas
en los melancólicos arriates
de su nostalgia

Un nombre se asomaba
tímido a su boca
Sabía a almendra amarga
y a dulce de guayaba
El de su amada
que nunca dejó de soñarla

Las palabras se amontonaban
Se atropellaban
en su garganta airada
Eran aullidos
de lobo solitario
ahíto de soledades punzantes

Eran el murmurar del río
El canto del sisonte
El borboteo de la fuente
de agua dulce
El roce de la cálida brisa
con el alma callada

En sus paredes despintadas
En arrugadas cuartillas
En el torso desnudo del cielo
En los muros del infierno
En el aire que lo asfixiaba
Nunca dejó de escribir
el único poema
que su corazón deletreaba

¡Qué poco sabe el alma
de la pasión que se rinde
Cuanto de que despiadada
deja el corazón baldío
y escapa!

(José M. Huete García. Abril 2014)
D.A.R

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