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miércoles, 20 de agosto de 2014

AL ATARDECER

Aquí estoy
rezando el rosario de las horas
Esas tan memorizadas
que no se notan
Que solo tienen significado
cuando a mis ojos vuelven
pecados e inocencias ya remotas

Son estas horas del atardecer
tan discretas
Tan livianas de entusiasmos
pero tan llenas de recuerdos
Tan desiertas de algaradas
de la palabra
Pero tan llenas de susurros
acariciando los oídos del alma

Tienen el aroma del café
en tacita de porcelana
Al esmero del mantel bordado
Al rayo de sol recogido
en cristalera sin mancha

Tienen las miradas
el corto trayecto del destello
que se queda entre las pestañas
De las pupila que guardan
en secreto
el provecto atrevimiento
de los ojos inquisidores
de los rincones de tu cuerpo

En cada cuenta un avemaría
Para que bendiga
las horas de la inocencia
En cada letanía un padrenuestro
Para exculpar
a lo que la sangre
no quiso poner remedio

Así te vas alejando por las rutas
que aviesa traza la memoria
Por los resbaladizos adoquinados
del olvido
Que el tiempo solo detiene
cuando ya solo queda espacio
para  suspiros en ciernes.

(José M. Huete García. Agosto 2014)

D.A.R

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