CANTO DE MEDIANOCHE
Repican las campanas de la noche,
las que lloran la muerte de las luces,
las que anuncian que son sombras
alocadas, las que danzan en mi mente.
Reverencio esos instantes en que el silencio
guarda el eco de tus huellas en la penumbra,
es mi corazón el ojo inmovil de la rapaz
oteando nostalgias entre la bruma.
Son doce campanadas, doce,
las que me llaman a iniciar el mágico ritual,
de modelar tu ausencia como aroma
de nardo, de tu piel ausente.
Peregrinan mis labios tallando granadas en tu boca.
arrecifes de coral entre tus dientes,
beben hasta el último de tus supiros
para embriagarse de ese aliento que ya no es inocente.
Caminan mis dedos atrevidos y descalzos,
para recolectar el edelweis que florece eterno
en las cumbres donde se erigen tus pechos,
fundo entre ellos lo que quede de los hielos perenes.
Escucho en la brisa traspasada de tu aroma de hembra,
melodías del atávico palpitar de tu sexo,
la llamada exhultante de la tierra madre,
exigiendo que muera el deseo y enraice la simiente.
Doce campanadas, doce,
me trajeron tu esencia esta medianoche,
y al acabar la danza de las sombras,
amanecieron mis sueños en la gloria de las flores.
(José M. Huete García, Octubre 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
Para mi es uno de los más lindos poemas que escribiste en los ultimos tiempos. En todas las doce campanadas, doce, me voy acordar de ti.
ResponderEliminarComo ya sé que no te importa lo voy a llevar para mi blogue.
Un beso Mi Poeta
Flor