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viernes, 1 de noviembre de 2013

CAMINANDO CON LA MUERTE

Puede parecer osado atrevimiento,
desquiciamiento de mente atormentada,
si afirmo de forma irreverente
que soy fiel amigo de la muerte.

¿Como puede ser de otra manera
si me acompaña desde que fui simiente,
si nacimos en la misma cuna y hora,
si tiene el mismo Rh que mi sangre?

Aseguro que su fidelidad es de amante,
que a mi suerte nunca me abandona,
que en cada paso en cada pensamiento
está presente pase lo que pase.

Es dialogante y una gran conversadora
totalmente firme en su creencias,
y tan consecuente en sus convicciones
que nunca tarda en convencerme.

En sus palabras y sus actos es prudente
sin dejarse llevar de arrebatos,
pues la duda y el miedo
le parecen absurdas disquisiciones.

Dice que consultar la hora en el reloj
es equivocación permanente
pues nos hace creer largo el camino
cuando solo duramos un suspiro.

Que pasado, presente y futuro
son vanos pecados de soberbia,
pues que importancia tienen las huellas,
si con el esqueleto se entierran.

Que no haga acopio de equipaje,
pues solo ha de servirme
para que mas tarde en diluirme en aire,
y que un inútil epitafio sea mas largo.

Si le pregunto si he de ser eterno,
me mira con cara de tristeza, y me dice,
que cuando ya no la necesite,
cuando ya solo fluye el silencio.

(José M. Huete García. Octubre 2013)

D.A.R.

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