Seguidores

sábado, 2 de noviembre de 2013

EL HOMBRE ANÓNIMO

Qué empeño
en morir con los ojos cerrados,
cuando ya se está muerto,
qué miedo a abrirlos
si por ellos la vida ya no escapa.

Que necesidad de ser nada
dentro de la nada,
de ser átomo anquilosado
dentro de esa riada
desbordante de hierro y cemento.

Cuanta pisada inane
con el rumbo de ese sacrificio,
donde a un dios ateo,
se inmolan los corderos,
que balan sin nombre, ni apellido.

Cuanta voz hueca
sin palabras moduladas,
cuanto silencio herido
por ese berrido consentido
de la mejor comida para perros.

Cuanta vestimenta sin mancha,
impecable adorno
de seres tan puros.
que ante cualquier impureza
asustados se espantan.

Que ganas me dan
de tener una manguera,
que empuje hasta las cloacas
tanta basura insana.

Pero, que culpa tienen…

(José M. Huete García. Octubre 2013)

D.A.R.

No hay comentarios:

Publicar un comentario