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viernes, 29 de noviembre de 2013

NAVEGANTE DE UN SUEÑO

Entre las sombras negras
que entenebrecen mis párpados
insomnes,
y ese mar silencioso
que con alevosía
me aleja del horizonte,
donde en su línea firme
averigüé el azar de la distancia,
dejo navegar
el pequeño velero de mis sueños.

En esta orilla de otoños ciertos
y pesarosos,
dejo esos miedos tan hondos
con que de la savia
hacen lágrimas los sauces,
anuda el tiempo a su tronco
el roble rebelde,
que se siente morir de desaliento
con la cruel caricia del viento.

En aquella orilla me espera
la primaveral promesa
de tu piel de ámbar y terciopelo,
de la inacabable salmodia
que oran tus labios melosos,
del pan que cada mañana amasas
con la ternura de harina virgen
de tus manos tibias,
en la campiña de tu vientre
recoger ramos de flores silvestres.

No desesperes si tardo,
mantén encendida la luz del faro
que se hace alba en tu mirada,
pon en orden las horas
en que palpita fuego en los soles,
las adormecidas en tonos morados,
la ceguera premeditada de la noche,
desarruga la seda de tu regazo,
y cuando en el me cobijes
cura mis heridas muy despacio.

(José M. Huete García. Noviembre 2013)

D.A.R.

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