LA MAS VIEJA HISTORIA (Soneto nº 5)
Nunca podré negar que fuí tu amante,
que me moría en tus horas ausentes,
que te busqué en todos los Continentes,
que te entregaste a aquel hombre elegante.
Que juraste amores inexistentes,
que ninguno de mis besos rechazaste,
que en mi piel, paso a paso, caminaste,
que tu éxtasis no fué a regañadientes.
Mas, si sé, que del lujo te cegaste,
que tu fidelidad duró un cartucho,
que en tu piel todas mis huellas borraste.
Y ahora te encuentro en este cuartucho,
la tristeza en tu rostro palpitante,
y en un abismo me hundo, si te escucho.
(José M. Huete García, Agosto 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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