SIN PALABRAS
No encuentro esos versos
Tibios y adolescentes
Que te digan lo que siento.
Porque lo que pienso
Me amputa de raíz la palabra,
Y deja, inermes,
Solo vocablos muertos
En la yema de mis dedos.
Y mas adentro,
Mas alla de la sombra,
De estos ojos que se apagan,
Siento que late,
Pujante y poderoso,
Ese trozo de mi alma
Que multiplica tu eco.
Es mi sangre río desbocado
Que llega hasta mi garganta,
Y mi sentimiento un mar abierto,
Que se desborda de salitre
En mi mirada apagada.
¡Búscame en cada gota
De esa lluvia anodina
Que borra huellas en el asfalto,
Y en cada una
Encontraras mi rastro!
Soy crepúsculo de llanto.
Atardecer coronado
Del último gemido de una saxo,
El quejido acallado
De un gorrión amordazado
Que vuela con alas rotas
Hasta el atávico mito
De un nido compartido
Y repleto…
¡Aunque no escuches mi acento,
Percíbeme simiente en los surcos
Que el tiempo ara en tus sueños!
¡Siénteme en el pálpito
De tu vientre desbocado,
en ese orgasmo que sientes
cuando el viento te arrastra
hasta el vértigo del misterio!
Reconóceme en esa arrugada cuartilla
Que solo lleva escrito,
Un escueto y grandielocuente..
¡TE AMO!
(José M. Huete, junio 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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