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miércoles, 22 de agosto de 2012

UN PASEO POR LOS SUEÑOS

Esta noche he celebrado

un aquelarre en mi habitación,

he invitado a todos los espectros

que poblaron inmisericordes,

los tiempos de mi inocencia.

Han venido todos,

los que convoqué,

los que rescaté del olvido.

Unos trajeron sus mascaras,

otros su caras bien lavadas,

y la memoria acicalada

de todos los instantes,

con los que fueron construyendo

desde los cimientos

hasta las paredes de mi alma.

Vino Blancanieves rodeada

de sus siete enanitos,

en representación de todos

los posibles sentimientos,

los bastardos y los auténticos.

Vino el capitán Trueno,

su espada incorruptible

y siempre justiciera,

de un justicia elemental

y adoctrinada y servil simpleza.

Acompañado de su enamorada Sigrid,

reina del reino de los hielos

tan gélida como su reino.

Vino Pinocho y su maestro carpintero,

aquel muñeco sádico

que me hacia tocarme la nariz,

cada vez que ejeecía

mi derecho inalienable a la mentira,

y con ella defender

mi identidad mas pueril.

Vino la Cenicienta,

en su calabaza robada a los sueños.

su madrastra

sus hermanastras,

y su envidia mas perversa.

En las manos aun traía

esos zapatitos de charol

que nunca nadie mas le puso,

para liberarla su cuarto oscuro

Y vino el Rey Arturo,

y su corte de trotamundos,

y en las manos aún los planos

de la utópica Camelot,

porque nadie le cedió el terreno

para construir un mundo nuevo.

Vino Asterix, y Obelix,

francos de apellido,

pero de universal nombre,

en su interminable lucha

contra la opresión de los Imperios,

demostrando que la fé

Es la fuerza mas irreductible

del hombre que de sus raices

toma la savia de si mismo.

Vino el Principito,

al que aún sentí igual de lejano

porque mi mentalidad infantil

aún no estaba intelectualizada

para coomprender

la inexorable decadencia

a que alcanza el ser humano,

si no mira su esencia

desde las alas de un aerplano.

Vino el capitán Nemo

y su misógino submarino,

y seguí envidiando

su barba y su cuello alto

de marino de todos los mares

y su desprecio por toda norma

de impuesto comportamiento.

Y vivieron Drácula y el Hombre lobo,

los amantes mas lujuriosos,

que en sus pasiones de la sangre,

aterrorizaban mis noches

de miradas alertas

y sábanas hasta la cejas.

Y vinieron el Dr Jeckill y Nr Hyde

Para seguir alimentando

Esa paranoia que me aprisonó

Durarnte tanto tiempo

de creer que solo existe

lo bueno, o lo malo.

Vino Mafalda y su sarcasmo

Que nunca hacía herida

Con la espada de la palabra

Un azote mortal

Para toda idea anquilosada.

 

Vinieron los siete pecado capitales

Para cerrar el circulo de terror

Que contenía el infierno,

Y a ls veniales no les invité

Porque hubiera necesitado un espacio

Tan grande como el Océano.

Y de pronto el tiempo me regaló

un instante mágico,

los espectros quedaron quietos

suspendidos en su paso de danza,

La Luna lloro lluvia de plata en mi ventana,

las estrellas pusieron en el cielo

farolillos de feria de gala,

y en una voluta de mi caigarrillo,

mientras el viejo saxo entonaba

su mas prolongado lamento,

te hiciste provocativa lujuria,

y acaricié tus contornos

sin pausa y sin miedo,

fui arrancando tus velos

Y allí mismo te amé

con la fuerza salvaje

que solo da la pasión prohibida.

(José M. Huete, Mayo 2012)

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