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miércoles, 22 de agosto de 2012

REFLEJOS DEL ALBA

Pesa demasiado esta sombra

que a mis tobillos se amarra,

y mis contornos cotidianos

define en difusa amlagama.

Es mi pesar anclado

en huellas crucificadas

a vil madero de gris asfaltado.

¡Como iniciar otros vuelos

con las alas lastradas

por lo ya acontecido,

si lo ya sabido es burda memoria

en renglones torcidos!

Quiero ser liviano como el aire

de esta mañana, aún virgen,

de suspiros frustrados,

de sueños garaabateados

con los indescifrables códigos

de lo que solo espera el olvido.

Quiero montarme a lomos

de ese destello adormecido

de tu mirada de ron amargo

y dulce melaza en resaca esculpida,

en ese reflejo de cristal quebrado

por el rojizo embate del deseo

ya consumido hasta la última gota,

en esa copa sin bordes

que es tu cuerpo, cuando

en la pasion se expande

haste ese cenital punto

en que cada gemido, es espiga

cosechada en el eterno sigilo

de lo indescifrable.

Es ahí, donde quiero quedarme,

en esta denudez del alba,

en esta promesa que aún es anhelo,

en ese reflejo del espejo,

en tus pupilas, inquietante...

Es ahí, donde indefinido

quiero encontrarme,

No saber si veo lo que soy,

soy lo que no veo,

o solo concupiscente llamarada

en el despertar de tus ojos.

¡Que mas da,

si ya no hay tiempo ni distancia,

si es en los bordes de tu alma,

donde soy estertor del tiempo,

y en la expectante cadencia de la palabra,

donde de fugacidad muero!

(Jose M. Huete García, Agosto 2012)

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