REFLEJOS DEL ALBA
Pesa demasiado esta sombra
que a mis tobillos se amarra,
y mis contornos cotidianos
define en difusa amlagama.
Es mi pesar anclado
en huellas crucificadas
a vil madero de gris asfaltado.
¡Como iniciar otros vuelos
con las alas lastradas
por lo ya acontecido,
si lo ya sabido es burda memoria
en renglones torcidos!
Quiero ser liviano como el aire
de esta mañana, aún virgen,
de suspiros frustrados,
de sueños garaabateados
con los indescifrables códigos
de lo que solo espera el olvido.
Quiero montarme a lomos
de ese destello adormecido
de tu mirada de ron amargo
y dulce melaza en resaca esculpida,
en ese reflejo de cristal quebrado
por el rojizo embate del deseo
ya consumido hasta la última gota,
en esa copa sin bordes
que es tu cuerpo, cuando
en la pasion se expande
haste ese cenital punto
en que cada gemido, es espiga
cosechada en el eterno sigilo
de lo indescifrable.
Es ahí, donde quiero quedarme,
en esta denudez del alba,
en esta promesa que aún es anhelo,
en ese reflejo del espejo,
en tus pupilas, inquietante...
Es ahí, donde indefinido
quiero encontrarme,
No saber si veo lo que soy,
soy lo que no veo,
o solo concupiscente llamarada
en el despertar de tus ojos.
¡Que mas da,
si ya no hay tiempo ni distancia,
si es en los bordes de tu alma,
donde soy estertor del tiempo,
y en la expectante cadencia de la palabra,
donde de fugacidad muero!
(Jose M. Huete García, Agosto 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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