MUÑÓN DE SUEÑOS
¿Será que el destino,
o ese dios que juega a los dados
con la vida y la muerte,
dejó escrito en alguna parte,
que para amarte,
tendré que arrancar de mi rostro
estos ojos, que cuando te miran,
encuentran en lo mas profundo de los tuyos
todas las tonalidades del horizonte,
y ese pálpito azul de los mares
donde en espumas estalla la vida?
¿Será que ese horizonte de tu nombre,
ha de ser el preámbulo gris,
de esta muerte triste,
que lenta como una liturgia
va tintando de blancos sudarios
cada uno de mis sueños,
el ahogado musitar de mis versos,
que se hace pétreo epitafio
cad vez que te amo?
¡Como decirte,
que aunque ya no tenga ojos para verte,
y muera mil veces,
en este incesante caminar
entre la cara oscura de La Luna
y el dulce sabor de tus labios,
no habrá oquedad, ni vacío que impida
que tus besos sean fértil simiente!
Y te siento presente
en este muñón de sueños
que hasta el cielo se alza,
que te sigue llamando,
y en su desespero, nunca se muere.
(José M. Huete Garcia. Agosto 2o12)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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