MATICES DE SOLEDAD
Calla el saxo,
impotente para encontrar la nota
que exprese exactamente,
lo que siente.
No hay pentagrama que contenga
tanta nota obscena,
de un dolor que se expresa impronunciable,
que en trozos descoyuntados
se desguaza en la mente.
¡Y mientras, allá afuera,
las miradas son una madeja
de esferas indolentes!
El mar se queda vacío,
es ya solo una oquedad espeluznante
de silencios abisales,
de estrellas amortajas
entre dientes de sal
y sanguinarios corales
de sed perenne.
¡Y mientras, allá afuera…
las manos se abstienen
de cualquier pecado irreverente!
No vuela la mariposa,
la belleza de las flores le parece insultante,
con el filo mas hiriente
del quebradizo cristal del rocío,
amputó sus alas,
para volver a ser crisálida,
para siempre.
¡Y mientras, allá afuera…
se catalogan los orgasmos
como excipiente,
y se venden en botellas
de color verde elegante!
¡Y mientras, aquí adentro
se queda vacía la mente,
esperando la muerte,
esa que mata los sueños,
apresuradamente!
(José M Hete. Julio 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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