NO DIGAMOS ADIOS
Cuantas veces rogamos
que cayera la lluvia,
para sentir la vida
crecer en nuestras manos.
Que se desbordaran
las fuentes azules
para limpiar las lágrimas,
antes de que rodaran
hasta convertirse en barro.
Cuanto tiempo esperamos
que perlas irisadas,
fueran húmedo rocío
en nuestros labios,
que ya no tuvieran el sabor
de lo amargo,
Cuantas veces vimos nacer
la flor del cactus,
coronada de espinas,
abrirse los claveles
como rojas heridas,
cuando supuraban el impuro
tiempo de la despedida.
No diremos adiós,
que el dolor solo tenga
el color anaranjado del alba,
que no tome el tono granate.
que señala los bordes de la llaga.
No digamos adiós,
que entre el luto y el olvido.
aún caminaremos juntos
un largo recorrido,
con los zapatos apretendo
donde mas duele la nostalgia…
¡Justo en ese punto en que renace
el tiempo de la esperanza!
(José M. Huete García, Mayo 2012)
Cuando el espíritu palidece ante lo irresoluble de la realidad, que nos castiga y amedrenta, la palabra teje ese manto que nos protege, que nos abriga, que nos devuelve a las horas de la inocencia, LA POESÍA. Aquí me encontrareis desnudo de equipajes inservibles, transpirando los sentimientos mas esenciales de mi devenir. Con mis dolores de parto, con mis alegrías rescatadas con la inmensa potencia del lenguaje mágico que surge en la espera interminable de saberme entero e indestructible.
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