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viernes, 7 de septiembre de 2012

NO DIGAMOS ADIOS

Cuantas veces rogamos

que cayera la lluvia,

para sentir la vida

crecer en nuestras manos.

Que se desbordaran

las fuentes azules

para limpiar las lágrimas,

antes de que rodaran

hasta convertirse en barro.

Cuanto tiempo esperamos

que perlas irisadas,

fueran húmedo rocío

en nuestros labios,

que ya no tuvieran el sabor

de lo amargo,

Cuantas veces vimos nacer

la flor del cactus,

coronada de espinas,

abrirse los claveles

como rojas heridas,

cuando supuraban el impuro

tiempo de la despedida.

No diremos adiós,

que el dolor solo tenga

el color anaranjado del alba,

que no tome el tono granate.

que señala los bordes de la llaga.

No digamos adiós,

que entre el luto y el olvido.

aún caminaremos juntos

un largo recorrido,

con los zapatos apretendo

donde mas duele la nostalgia…

¡Justo en ese punto en que renace

el tiempo de la esperanza!

(José M. Huete García, Mayo 2012)

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