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viernes, 7 de septiembre de 2012

UNA ESTACIÓN VACÍA

Con el pie en el estribo

de este último tren,

que me llevará sin remedio,

a ese lugar de nombre tan corto

y memoria infinita.

o, de nombre tan largo

y de memoria tan corta,

mientras se suceden ante mis ojos,

los paisajes

de todas mis soledades,

en ese castigo

con que se regodea el tiempo

antes de arrancarme el último suspiro...

Miro hacía atrás.

sabiendo que lo posible

es solo cálculo de probabilidades,

asidero de la fé mas triste,

que el azar también existe,

esperando escuchar un adiós

de tus labios,

un tintineo del aire,

una lágrima escapándose

de tu mirada suplicante,

tu cuerpo ofreciéndose

como apresurado regalo

de tu lujuria renacida,

Pero, nada ocurre,

mada sucede,

el anden es solo silencio

prologado en la nada,

donde todo lo que dejo

tiene la forma de un sueño desvanecido,

donde todo lo que sucede

donde yo estuve,

seguirá sucediendo,

en ese sacrificio expiatorio

al dios del tiempo,

que es la vida.

Doy el siguiente paso,

desnudo de miedos,

sin mas equipaje,

que mi denudez completa.

y una urna donde guardo las cenizas.

de mi única certeza...

La de que te amé,

la de que me amaste,

la de que todo fué locura...

¡Cuando sin ley nos amamos!

(José M. Huete Garcia, Septiembre 2012)

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